Domingo en Cádiz. El que se pasea por el casco antiguo y más concretamente por los alrededores del mercado de abastos sabe que puede tropezarse con ellos. Encontrar desde revistas antiguas a cintas de cassetes. Desde mobiliario digno de un anticuario a libros prácticamente desaparecidos en el mercado. El baratillo, antes conocido como rastrillo, lleva una buena pila de años en nuestra ciudad. Desde los tiempos de «El Pajarero» a nuestros días, hoy hacemos un pequeño recorrido por la historia del baratillo.
Ya en 1913 podemos ver algunas imágenes del por entonces rastrillo arremolinado por los alrededores del mercado central. Son los tiempos de Manuel Gago “El Pajarero” y Miguel el Botellero, integrantes por entonces, de dar vida al rastro de Cádiz justo delante de la mítica tienda de «El Cuco». FOTO: Manuel Sabajanes ArizaEl tiempo pasa y los tiempos cambian. Sin embargo el enclave donde continúan ganándose la vida en la década de los 80 y 90 las personas del rastrillo, sigue siendo el mercado central. Aquí y frente al desaparecido Simago uno puede encontrar auténticas gangas.En la historia del baratillo hay un antes y un después. En los primeros años de la década de los 2000 y debido a la reforma del Mercado Central de Abastos, es trasladado – no sin poca polémica – a la acera de la Facultad de Filosofía y Letras. El lugar no es del gusto de los que lo conforman. Pero ahí se mantienen hasta que el mercado es restaurado.En la actualidad, el baratillo recibe la visita de muchísimos curiosos que vienen de diferentes puntos de la provincia. Dar un paseo por allí es viajar al pasado y reencontarte con objetos que te trasladan al pasado. Desde botellas antiquísimas a objetos propios de coleccionistas. Un encanto más del domingo gaditano por antonomasia.