No me hace falta bucear mucho entre mis recuerdos para ver la escena al completo. Mis padres, mis hermanos y yo esperando en el sofá de casa con el sueño a punto de vencernos pero con la ilusión de ver algo del concurso del Carnaval en la tele. «¿Qué hora es? ¿Todavía no ha empezado?» Preguntaba mi padre con la retransmisión radiofónica de fondo. Los que ya tenemos una edad hemos vivido lo que era seguir el concurso por una TVE que lo daba a nivel regional, empezado y con el locutor hablando mientras las agrupaciones interpretaban su repertorio.
Aquello desde la lejanía se puede ver con cierta nostalgia. Las finales de antaño tenían esa pizca de inocencia hoy desaparecida, la ilusión de ver los tipos de las agrupaciones que hasta entonces debíamos intuir por las descripciones de la radio. Pero lo cierto es que la fiesta era tratada con cierta desconsideración.
Hasta que en 1990 llega Canal Sur y hace nuestros sueños realidad: Nos ofrece una retransmisión de ensueño. Por primera vez nuestro carnaval puede ser seguido sin problemas con un horario preestablecido y sin depender de la hora a la que termina la película o programa de turno, como ocurría en TVE con TeleSur. Pero además no solo nos ofrecen la final si no que cubren también las semifinales que emiten en la sobremesa. Por primera vez el Carnaval se nos escapa de las manos. De no verlo apenas a que ahora lo tengamos durante semanas a golpe de mando. Las cintas de VHS se nos hacen cortas. Ya no solo grabamos la final si no también las semifinales.
Canal Sur cumple este año 30 retransmisiones con el orgullo de haber contribuido muy mucho en la trascendencia que se le ha ido dando a nuestra fiesta. Por eso es triste comprobar como en vez de mostrarnos agradecidos de que una televisión, con sus intereses de empresa, faltaría más, nos haya traído hasta nuestras casas treinta carnavales, nos falte tiempo para criticarla y desearle incluso su desaparición en el momento en que no compartamos alguna decisión suya. Es lo que ocurrió anoche con la polémica de no retransmitir las agrupaciones juveniles e infantiles y hacerlo solo de la de adultos.
Claro que los aficionados pueden dar su opinión y están en su derecho de luchar para que la cadena cambie de parecer, como finalmente hizo. Claro que la cantera se merece toda nuestra atención porque son el futuro de la fiesta. Pero la pasión no debe quitarnos el conocimiento. Negar el reconocimiento a una televisión que ha contribuido en buena parte a que el concurso sea hoy lo que es, no es más que una ingratitud producto del más puro fanatismo. Canal Sur cumple durante este carnaval su último año de contrato. Con cambio de gobierno en la comunidad y unas relaciones con el Patronato cada vez más tensas, las negociaciones pueden verse peligrosamente alteradas.
Por eso cuando escucho hablar con cierto desprecio del canal andaluz por una decisión con la que se puede estar o no de acuerdo, no puedo evitar pensar que si usted y yo fuimos testigos de como Ares la armaba la noche en que le cantó al Papa, como el Peña y el Masa daban tres notas musicales o El Selu cogía aquella borrachera con una chirigota que significó un antes y un después en la modalidad, fue porque ellos estuvieron ahí. Con sus defectos y virtudes pero mostrándonos un concurso que hasta entonces seguirlo por televisión era misión imposible.
@ManoloDevesa / Foto: Canal Sur