La última en tu casa

Cádiz pretende ser la ciudad en la que el turismo forme parte esencial. Aspira a que sus calles se llenen de público deseando ocupar terrazas ya sea para almorzar, cenar e incluso tomarse la copita de después. Cierto es que en cuanto a ofertas gastronómicas, el escaparate es cada vez mayor y en la mayoría de los casos el resultado es mejor que bueno.

En verano porque estás de vacaciones y en invierno porque sales tarde de trabajar, la realidad es que las cenas en la calle se retrasan cada vez más. ¿Por qué creen que las series en la tele comienzan cada vez más tarde? No es que uno cene a las doce de la noche pero si más tarde de las diez o diez y media.  Sin embargo eso no debería ser una razón para que el hecho de salir un fin de semana termine convirtiéndose en un estrés si, para colmo, uno pretende terminar la noche tomando una copa en una de las terrazas que ocupan las calles y plazas de nuestra ciudad.

Es cuanto menos curioso que si usted quiere tomar algo en la terraza de un pub deba hacerlo deprisa y corriendo. ¿Cómo pueden cerrar las terrazas en pleno mes de julio o agosto a las dos de la mañana?. Es ridículo y hasta insultante que uno se siente ya con la presión del reloj pensando en que de un momento a otro vendrá el camarero a cambiarte tu copa de balón por un vaso de plástico de propaganda invitándote gentilmente a que te vayas. Así que en pleno verano y a excepción de los chiringuitos que tienen hasta las tres, a las dos de la mañana en Cádiz está todo el pescado vendido. A dormir se ha dicho si es usted de los que disfruta de la tranquilidad de una copa en una terraza de verano.

¿Que tendrán localidades como el Puerto de Santa María o Conil para que todo el mundo acuda allí? se preguntarán muchos. Pues principalmente vida. Esta misma semana aparecía en prensa la comprensible preocupación de los hosteleros del Paseo Marítimo por la pérdida de ventas. Es lógico. ¿Qué ofrece el paseo durante el verano para visitarlo? Nada. A excepción de la noche del Trofeo, que sigue siendo una cita obligada, puedes estar todo el verano sin aparecer ni una sola noche por allí y no te pierdes absolutamente nada. Una de las razones que alegan a su bajada de ventas, amén de la falta de actividades, es precisamente el horario de cierre de las terrazas. Hubo un tiempo en que no se cabía literalmente por allí. Las numerosas protestas de los vecinos de Muñoz Arenillas significaron el principio del fin. Hemos pasado de beber en la calle durante el llamado botellón a que no te dejen hacerlo ni siquiera en una terraza más allá de las dos de la madrugada.

Sin embargo, lo que parece haberse reavivado es la vida del casco antiguo en verano, que durante esta época sufría los terribles daños del efecto Paseo Marítimo. Ahora hay conciertos, mercados, pocas veces falta alguna procesión en la calle y la verdad es que nunca se ha visto tanto ambiente un julio o agosto como en los ultimos años. Sin embargo esto no ha animado a aumentar aunque sea en una hora al menos el tiempo de terraza. A las dos uno no se recoge ni en invierno. ¿Cómo lo va a hacer en verano?

En una ciudad costera como ésta donde puede haber ambiente en las calles perfectamente hasta las cuatro de la mañana, a poco más de llegar a las dos, Cádiz ya está muerto. Muere de aburrimiento porque aunque nos duela e intentemos venderla como una ciudad para el turismo, su población envejece a pasos agigantados. Por eso a las doce con el pijama ya puesto, solo quieren tranquilidad y dormir sin que nadie les moleste. ¿Qué ocurriría si los vecinos de la Viña comenzasen a protestar en carnavales o si en Palillero hiciesen lo propio en Semana Santa? Significaría el fin de otro de los grandes atractivos de la ciudad: sus fiestas.

@ManoloDevesa

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