El 15 de enero será siempre en Cádiz una fecha señalada. Francisco José María del Sagrado Corazón de Jesús Alba Medina, más conocido como Paco Alba fallecía a los 58 años de edad. El comparsista no era ni mucho menos un carnavalero al uso. Inventó una modalidad que ha ido ganando adeptos hasta convertirse hoy día en la preferida: la comparsa. Hoy nos hacemos una pregunta: ¿Cómo vivió Cádiz la muerte del Brujo?
Nos situamos en Cádiz el 15 de enero de 1976. La salud de Paco es crítica. Ha sido operado hace unos días y conociendo la familiaridad de esta bendita ciudad, su salud sería una de los temas más repetidos en la calle. “Lo de Paco es chungo. A ver qué pasa…”. Tras los rumores que apuntan a un fatal desenlace, es sobre las nueve y cuarto de la mañana cuando la noticia parece confirmarse: Paco Alba ha fallecido.

A pesar de que es algo que en el fondo se esperaba, la ciudad recibe la terrible noticia como un jarro de agua fría. Desde primeras horas de la mañana las diferentes emisoras gaditanas de radio ofrecen especiales de última hora y los periódicos se llenan de columnas alabando la figura del ya desaparecido personaje. El alcalde por entonces, Jerónimo Almagro y más miembros de su equipo de Gobierno se personan ante los familiares para darles su más sentido pésame.
A lo largo de la noche son muchos los compañeros del carnaval, nombres importantes de la cultura, familiares y amigos que se pasan para dar el último adiós a Paco que recibe sepultura al día siguiente por la tarde. Son precisamente amigos comparsistas familiares los que deciden portar el féretro, que sale de su propio domicilio en la calle San Salvador hasta la parroquia de San José cuyos alrededores está completamente abarrotado de un público totalmente entregado para darle el último adiós.
El alcalde accidental Vicente del Moral Alonso, el propio alcalde o José María Pemán son solo una muestra de los numerosos grandes nombres de la vida política y social que se encuentran en el interior de la iglesia. También Francisco Alarcón Daza, presidente del jurado del Concurso de agrupaciones decide acercarse hasta allí.
La despedida a Paco se convierte en un constante homenaje en la ciudad a un autor que no solo ha regalado agrupaciones y letras convertidas posteriormente en himnos, sino que ha creado un estilo y una nueva modalidad. Las coronas de flores se amontonan provenientes de agrupaciones, de la Comisión Municipal de Fiestas y de amigos del propio comparsista.
La muchedumbre que rodea la iglesia de San José en su empeño de no dejar solo ni a él ni a su viuda e hijos, los sigue hasta el cementerio, donde se viven dramáticas escenas llenas de dolor. Sus familiares dicen adiós al esposo y al padre, sus compañeros despiden al amigo y al comparsista incansable. La ciudad llora a un hombre que se convertirá con el paso del tiempo en toda una institución en nuestra fiesta grande. Muere una leyenda pero nace el mito.
@ManoloDevesa