El exceso de demagogia y sobre todo la obsesión por lo políticamente correcto que sacude nuestra sociedad hoy en día parece que comienza a cobrarse sus primeras víctimas.
El carnaval de Cádiz está en el ojo del huracán prácticamente desde el primer día que La Familia Verdugo hiciera una parodia con la consulta de fusilamiento de Puigdemont donde se preguntaba si era mejor cortarle la cabeza o pelarle. Aquello provocó que los catalanes, en cuya televisión pública tienen un programa llamado Pólonia en el que han parodiado entre otras cosas a Pedro Sánchez a punto de ser quemado, pusieron el grito en el cielo. Algo difícil de entender…
Sin embargo la última polémica va mucho más allá que la simple demagogia y tiene que ver con Andrea Janeiro, la hija de Belén Esteban y Jesulín de Ubrique. La chica cumplía este año la mayoría de edad y las revistas del corazón se hacían eco de su rostro ya sin pixelar. Las críticas más encarnizadas tenían lugar en Twitter donde se mofaban de la cara de Andrea sin ningún tipo de tapujos llegándola a convertir en TT. La chica, que ya ha afirmado que no quiere ser un personaje público, tuvo que ver como su nombre aparecía en las redes sociales a base de insultos y humillaciones. Fue entonces cuando un sector de la sociedad, el más coherente, alzó su voz para mostrar su disconformidad contra algo que perfectamente podría calificarse de bullying. De hecho, algunos personajes famosos lo llegaron a hacer público.
Pasado el tiempo, la chirigota de Sevilla ‘Una corrida en tu cara‘ hacía mención a Andrea Janeiro en su segundo cuplet durante la fase clasificatoria del concurso de agrupaciones: «La niña de Jesulín y de Belén Esteban, tiene toda la cara como una papa nueva» comenzaban para continuar diciendo «la niña es horrenda, si yo fuera su padre la dejo borrosa hasta los treinta» y terminar con la frase «habrá que verla doblando sábanas sin barbilla«. Sin embargo no ha sido la única agrupación. Evidentemente, la letra de la chirigota no gustaba ni a Andrea ni a su familia que enviaban un requerimiento para que se retirasen del concurso, eliminasen cualquier imagen en las que se le aludiese e incluso pedían la paralización del propio COAC.
La noticia del requerimiento – quizás un poco excesivo – se ha convertido en un intenso debate sobre los límites del Carnaval. No hablamos de las críticas a un personaje público por sus responsabilidades profesionales como puede ocurrir con un político, un deportista o un cantante. Hablamos de dañar en lo más profundo de una persona: su físico. Reírse de él y hacerlo además con la sonrisa cómplice de los muchos que lo defienden con la simple e insuficiente excusa de que estamos en Carnaval.
No recuerdo a quién pero una vez escuché lo patético que resultaba ver a una sociedad que tenía fechas para reír o llorar. Para que me entiendan: que en febrero insultar o reírse del físico de una chica de solo 18 años puede resultar de lo más normal y ser recibido con una sonrisa porque es carnaval pero si te lo hacen en pleno mes de agosto, me imagino que estás en todo tu derecho a cagarte en su puta madre e incluso denunciarlo.
Quien piense que alguien que se muestra crítico con las letras de aluden al físico de la persona es alguien que pretende poner límites a un carnaval que se enfrentó incluso al mismísimo franquismo, está muy equivocado. El carnaval de nuestra ciudad se caracteriza por la imaginación, por el carácter crítico y por la sátira e ironía de sus letras. La excusa de que eso ha pasado siempre no me vale. Está mal con Andrea como en su día lo estuvo con Kiko Rivera, las Infantas o Teofila Martínez.
Escudarse en la madre de Andrea, criticar el programa donde trabaja o las exclusivas que ha hecho hablando sobre su vida para defender el insulto no es más que negarse a reconocer que a nadie le gustaría que nuestros hijos fueran diana de las burlas de cualquier graciosillo. Sea carnaval, estemos en medio de un paso de Semana Santa o mientras nos bañamos en la playa. Y menos aun si encima son unos niños.
@ManoloDevesa
Lo suscribo casi al 100%. Solo un matiz lo de «que no quiere ser un personaje público» es triste, pero creo que no lo decide ella. Sus padres, sobretodo su madre se ha encargado de «airearla» cada vez que ha tenido ocasión, bien es cierto que Andrea no quiere serlo, pero como digo eso no está en su mano. Un saludo.
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