Esta tarde el Ayuntamiento de Cádiz llevará a cabo el cambio de nombre de la Avenida Ramón de Carranza por la del 4 de diciembre de 1977. Por eso hoy queremos contarles como vivió Cádiz este día tan significativo…

Aunque la hora para el comienzo de la manifestación que se haría en toda Andalucía estaba fijada a las doce del medio día, en Cádiz las ansias por manifestarse eran tantas que se comenzó sobre las 11.45 h. Aquel 4 de diciembre de 1977 sabía a historia. La historia de un pueblo que salía a la calle a defender Andalucía como autonomía pero que ignoraba que el final de aquella jornada iba a estar marcada por la tragedia.

La manifestación sale de la explanada donde estaba la plaza de toros, lugar donde se posa una corona de flores en homenaje a los gaditanos ejecutados allí en 1936.  Entre los manifestantes se encuentra ni más ni menos que el por entonces diputado por  Cádiz Manuel Chaves González. A la cabeza de la concentración y nunca mejor dicho, con la blanca y verde por bandera, parlamentarios andaluces, representantes políticos y el presidente de la Diputación Antonio Barbadillo asisten a ella encabezándola.

Aquel primer domingo de diciembre y tras una noche pasada por agua, setenta mil gaditanos salen a la calle a defender su autonomía al grito de: «Andalucía unida, jamás será vencida» y «Patrón, banquero invierte aquí el dinero» entre otros cantos. La comparsa «Nuestra Andalucía» se integran a la marcha ya empezada en medio de aplausos, alegría y buen humor. La agrupación aprovecha la ocasión para cantar alguna que otra copla.

Sin embargo, aunque la manifestación tiene como único objetivo pedir la autonomía de Andalucía, se observa entre los primeros manifestantes un grupo reducido que porta la bandera republicana con las iniciales «Frap». El grupo intenta llamar la atención haciendo sentadas que son recibidas con abucheos. De hecho la policía tiene que acudir cuando a la altura de San Juan de Dios con Nueva el grupo se encuentra con otro que con los brazos arriba portan la bandera de España. Aquello acaba como el rosario de la aurora. Con detenciones que en cuestión de horas ya sabe toda la ciudad.

A pesar de todo, los altercados ocurridos en Cádiz nada tienen que ver con la violencia en las calles de Málaga. Allí, en una multitudinaria manifestación a la que acuden doscientas mil personas, la situación comienza a irse de las manos con los enfrentamientos entre diversos grupos ideológicos. Tal es así que tanto policía como manifestantes terminan también enfrentados en un tenso ambiente donde llueven pelotas de gomas, piedras y tiros. Málaga es una batalla campal.

La policía, viendo como la situación es del todo incontrolable, decide utilizar sus armas pese a que Francisco Román, diputado del PSOE, y Francisco de la Torre, de UCD intentan convencerlo de lo contrario. Cuando se dan cuenta, en la esquina de la Alameda de Colón con la calle Vendeja, y frente al número 5, aparece la primera victima: Manuel García Caparrós, un chico de solo diecisiete años yace herido de un disparo en el costado izquierdo que acaba costándole la vida.