Su nombre figurará por siempre en el mundo del carnaval. Ha dejado la huella que solo los grandes dejan. Su personaje de Don Adolfo le robó su verdadero nombre. Aunque Manolo fuese en su casa y entre sus amigos, el personaje de profesor en esa joya de agrupación que fue «Una chirigota con clase» lo catapultó y vistiese el tipo que vistiese, Don Adolfo lo perseguía siempre.
En 2014 y tras pasar nada menos que veintiocho carnavales junto a su grupo, Manolo Cornejo, dejaba la dirección de la «Chirigota del Love» por motivos laborales. Atrás quedaban años de diversión no solo en las tablas del falla si no en la de los tablaos de la calle. Su amistad continuaría inquebrantable.
Esta mañana nos despertamos con la terrible noticia de su muerte. Manolo Cornejo, director de célebres agrupaciones como Las Momias de güete pa jugá los niños, Los príncipes encantados o Los Juancojones nos ha dejado para siempre tiñendo de luto el mundo del carnaval.

El teatro lo pudo ver por última vez en la chirigota Los Optimistas. Hoy y en el día de su marcha, los recuerdos se me agolpan en la mente como aficionado. Manolo pertenecía a esa otra generación de chirigoteros. Aquellos que disfrutaban sin ganar, que aún creían que lo importante era participar y que ponía al carnaval como excusa para en compañía de su grupo de amigos, que más que amigos eran ya familia, hacer reír a Cádiz.
La ciudad llora hoy a Manolo, al amigo, al compañero, al chirigotero. Sin embargo Don Adolfo, como aún ocurre y ocurrirá con los grandes personajes de nuestra fiesta, continuará viviendo en el recuerdo. Mientras lo sigamos escuchando o viendo en televisión. Mientras que nos siga arrancando la sonrisa que hoy se han convertido en lágrimas, Don Adolfo será eterno.
@ManoloDevesa