Si en la vida de la Cofradía de Cigarreras hay un nombre capaz de pasar a la historia de la hermandad, ese es Fernando Garcia Veas, su mayordomo. Lo hace por su valor, valentía y fidelidad a su titular, el Señor de la Salud. Para ello debemos situarnos en la noche del 12 de mayo de 1931, año en el que la Iglesia de Santo Domingo sufre un voraz incendio.
Sin embargo, el terrible fuego no es capaz de acabar con la obra de Francisco de Villegas. El fuego que si destruye parte del Convento de Santo Domingo no acobarda a Fernando García Veas, que viendo que puede ser el final del Señor de la Salud no duda entrar y rescatar la imagen. Cuando llega, el fuego ha tocado los ojos del Señor pero el resto está a salvo. Así que Fernando no se lo piensa y con el objetivo de ocultar la talla acaba por sentarla en una berlina vestido nada más y nada menos que ¡de militar!. Es la única manera que encuentra de ocultar la imagen y llevársela hasta su casa.
Sin más embargo no es la única vez que la integridad del Señor de la Salud corre serio peligro. El 8 de marzo del 1936 ocurre otro angustioso suceso. Viendo el cariz que van tomando los acontecimientos, el Prior pide que la talla sea retirada de la Iglesia, rogativa que le es negada. Sin embargo la negativa no será impedimento para que dos días después, justo cuando el Convento arde en llamas García Veas entre en la iglesia en compañia de Ángel Almeida y Andrés Domínguez (otros dos miembros de la junta). Cuando ven que es imposible sacar la imagen entera, los tres compañeros no dudan en desmontar la cabeza, el cuello, los brazos, las manos y sierran los pies del resto del cuerpo.