Si uno pasea por la ciudad y no acaba llorando viendo la situación en la que se encuentra el comercio gaditano es gracias a este bendito carácter del que disfrutamos en el sur. Un carácter que por cierto también nos juega malas pasadas, todo hay que decirlo. Porque no estaría de más sacar alguna vez también nuestro coraje (que lo tenemos) a relucir.
El caso es que el otro día mientras paseaba por la ciudad viendo los carteles de SE ALQUILA que cuelgan de numerosos locales comerciales, algunos de ellos durante años, me hice una pequeña reflexión que como siempre pensé en compartir con todos vosotr@s desde mi azotea:
La crisis más dura que recuerdo haber vivido y en la que llevamos metidos la friolera de nueve años no nos ha enseñado, visto lo visto, absolutamente nada. Porque la cultura de este país como bien nos enseñan desde arriba es la de «mangar» más que la de invertir. Por eso a la hora de poner en alquiler un local o una vivienda, no lo hacemos con las miras de facilitar un negocio nuevo o dar la oportunidad de tener un hogar, si no de sacarle el máximo partido y vivir de ello. Y esa avaricia suele romper el saco. Pero debe ser que eso compensa de una manera arrolladora que veo caer una y otra vez a mucha gente en el mismo error.
¿Cómo se puede poner en alquiler una casa a 700 euros si nuestro salario mínimo es de 707,60 euros? ¿En serio creen que los 7,60 que nos sobra nos da para hacer frente al vergonzoso recibo de la luz, la comida, el agua, los seguros o los gastos extraordinarios? Si la coherencia se antepusiera alguna vez al interés, uno vería con claridad que bajando el precio del alquiler se garantizaría el pago a final de mes de forma más segura. Porque es menos «doloroso» soltar 400 euros que 700. Y en los negocios pasa exactamente lo mismo.
He perdido la cuenta de los casos que he visto de empresas que dejaron el local porque el dueño se negaba a bajarles un poco el alquiler y luego se han quedado con el local vacío durante años. Los alquileres de determinadas zonas de la ciudad son de cantidades absolutamente indignantes. Prueba de ello es el lamentable estado en que se encuentra por ejemplo los locales de las inmediaciones de El Corte Inglés. Casi todos vacíos y apuesto a que en un alto porcentaje de los casos es el altísimo alquiler el culpable del cierre. Hablamos de empresas medianas, de personas como usted o como yo que deciden montar un negocio por cuenta propia arriesgándose a la dura vida del autónomo ante la desilusión generada en el trabajo por cuenta ajena pero las grandes empresas también se topan con alquileres capaces de subir su precio real unos miles de euros más por el mero hecho de tratarse de una marca conocida.
Si el abuso de los dueños de locales no es motivo para que los gobiernos puedan meterse y prohibir un abuso que destroza negocios y familias, apaga y vámonos. Si el peso de los recortes y medidas económicas siempre nos la llevamos los mismos, ¿cuál es el futuro que nos queda? Si un negocio funcionase daría la oportunidad de tener más empleados. Y éstos a su vez, podrían ayudar a aumentar el consumo gracias a disponer de un sueldo.
Pero vivimos en un país en que se prefiere bajar el precio de las corridas de toros a hacerlo de espectáculos como el cine o el teatro, en un país donde los que deberían dar ejemplo de honradez y coherencia se han quitado ya prácticamente la totalidad de su careta (ojo, que todavía seguro que nos queda por ver más). Y un país donde el objetivo parece ser la esclavitud en un sistema que hace aguas por todas partes.
@ManoloDevesa