Mariano Rajoy será investido como Presidente del Gobierno esta misma semana gracias a la abstención del PSOE. Joder, es que es raro hasta escribirlo. Si el mismo día en que el partido socialista decidía esta postura para desbloquear la situación de España compartía con ustedes la sensación de que si trabajaba duro el PSOE podía salir incluso reforzado tras la legislatura, hoy le he dado vueltas a esa «Cara B» que tiene todo en la vida. Esa decisión que ha marcado un antes y un después en el partido socialista.
«Abstenerse no significa apoyo» insisten algunas voces. Sin embargo y tras la resaca política del fin de semana, he echado de menos que a cambio de esa abstención que va a colocar al partido de Pedro Sánchez en una situación bastante complicada, los socialistas no hayan exigido alguna reforma por ejemplo en la tan criticada Ley Mordaza o en la no menos vilipendiada legislación laboral. Y han renunciado porque saben de buena mano que se enfrentan a un Rajoy deseoso de unas terceras elecciones que sabe que le beneficiaría hasta el punto de no tener que contar con ellos para nada.
El grupo socialista deberá aguantar el chaparrón cada vez que Mariano Rajoy tome una de sus habituales medidas impopulares. Deberán asumir que cada una de las decisiones aprobadas del PP les vaya a salpicar a ellos, responsables con su indiferencia del Gobierno que tengamos. Y lo tendrán que aguantar tanto por parte de la ciudadanía como del resto de la oposición, que se presenta dura.
La Cara B del «no apoyo» a Mariano Rajoy será también ver cada una de las manifestaciones que de producirse no tendrán solo como protagonista al Presidente del Gobierno. Porque parte de esa responsabilidad caerá también sobre los socialistas.
En definitiva, los del PSOE a pesar de no parte del futuro Gobierno se van a enfrentar a su Legislatura más difícil. Porque ni el propio Rajoy va a tener sobre él la enorme lupa que si tendrán ellos: la lupa de la traición.
@ManoloDevesa