Enero de 1925. Madrid era una feria. El Palacio de Hielo del Retiro recibía a los representantes de todos los Ayuntamientos que se reunían con el objeto de entregar a Alfonso XIII las insignias de alcalde honoríficas de cada población. En representación de todos, el alcalde de Madrid, conde de Vallellano. Por nuestra parte, Agustín Blázquez Paúl hacía lo propio.

El Ayuntamiento de Cádiz parte desde el mismo Retiro atravesando las principales calles madrileñas y situándose en el Casino de Madrid entre gritos de «Viva Cádiz» que el mismo alcalde no puede reprimir a pesar de las recomendaciones de silencio.

Y es durante la recepción real cuando en una larga charla entre la comisión gaditana y los Reyes, Don Alfonso señala la necesidad de mejorar los Astilleros (desde ahí con la misma cancioncita) y hace especial hincapié en conservar a toda costa dice, las monumentales Puertas de Tierra que según el monarca no deberían ser incompatibles con el ensanchamiento y lógico progreso de la ciudad.

@ManoloDevesa