«Es tomarme una copa y llamarme el lavabo» ¿A ti también te pasa?

Es una de mis preguntas más repetidas ¿Cómo puedo marearme bebiendo con todo lo que meo?. El verano tiene lo que tiene: terracitas a cada metro cuadrado, tiempo bueno y encima aquí en Cádiz, chiringuitos por doquier. Vamos, que más de un mojito, un gintonic o los maravillosos cócteles que cada vez con más arte se preparan en la ciudad terminan cayendo. En definitiva, que nuestro riñón al igual que nuestra cartera, nota cuando el verano ha llegado. Y nuestra visita al lavabo en estos menesteres aumenta. ¿Por qué?

Lo primero que pensamos es que si vamos más al baño cuando bebemos es por estar ingiriendo líquido. ¡Mec! ¡Error! Al parecer es todo lo contrario ya que el alcohol deshidrata. Sí, como lo lee. El alcohol no solo se encarga de sacar nuestro lado más desihinibido sino también de impedir regular la cantidad de agua en la sangre, labor que hace nuestro cuerpo habitualmente. Y precisamente por eso mismo, cuando los riñones notan más actividad de lo normal, nos avisan con más ganas de orinar. Pero aquí no acaba la cosa, porque debido a esta «deshidratación», el alcohol se va a pronunciar más sobre nuestro organismo.

chiringuito

Por cierto que ya que estamos, les contaré algunas cosas más: que el alcohol tal y como mucha gente piensa engorda y que de hecho por cada gramo de alcohol adquirimos 7.1 calorías. Que el cubata que nos metemos entre fotos de móvil para mostrar al mundo a través de Face o Instagram lo bien que nos lo estamos pasando, nuestro hígado tarda en quitárselo de encima unas dos horas. Es el que hace el gran trabajo porque el resto, en torno al 2% lo eliminamos en parte por los pulmones y en parte por el sudor y la orina.
@ManoloDevesa

Deja un comentario