La noche de la explosión, el hospicio vivía una tranquila y calurosa noche de verano más ignorando el desastroso y dramático giro que pegarían las vidas de todos los que vivían en él. Cuando a las 21.45 h. de aquel lunes 18 de Agosto el almacén de minas submarinas que el gobierno de Franco había dispuesto en lo que hoy conocemos como el Instituto Hidrográfico voló por los aires, Cádiz sufriría una de las peores tragedias de su larga vida y se llevaría por delante en lo que al hospicio se refiere, la vida de 18 niños y 9 niñas, cinco monjas y unas doce sirvientas.
La Casa Cuna fue reconvertida en la Institución Provincial Generalísimo Franco, más tarde Institución Provincial Gaditana, un colegio público. Y aunque los años habían tratado de borrar las huellas de la tragedia a través de la profunda transformación del propio barrio de San Severiano, lo cierto es que entre sus paredes, el horror y el pánico del que habían sido testigos parecían no querer despegarse dando lugar a misteriosas apariciones fantasmales, inquietantes sonidos, amargos lamentos… a juzgar por los diferentes testimonios de personas que trabajaban allí o alumnos del propio colegio.
Estos hechos no solo provocaron el interés de programas como Cuarto Milenio sino también de revistas tan prestigiosas como «Más Allá» que pronto se hicieron eco de los sorprendentes sucesos que estaban ocurriendo en el antiguo hospicio gaditano. Los que han podido presenciarlo hablan de “apariciones de niñas vestidas con ropajes que cambiaban de color, sombras sospechosas, lamentos, sonidos de pisadas, luces misteriosas, etc…”.
Tiempo después, las instalaciones ya de la Institución Provincial Gaditana dieron cobijo a la emisora de radio Onda Litoral, de la que yo mismo formé parte durante algún tiempo enamorándome de la magia de las ondas. Y sí que es verdad que allí contaban cómo habían sido testigos de apariciones de monjas vestidas como antiguamente lo hacían, de niños en las ventanas durante la noche o del sonido de campanas y cánticos infantiles. Lo mismo que los trabajadores de las oficinas del INEM que aseguran haber padecido experiencias de este tipo muy asiduamente.
¿Realidad o predisposición a creerlo? ¿Siguen allí los niños y mayores que una noche de Agosto de 1947 vieron arrebatadas sus vidas tan cruelmente? Muchos aseguran que sí, que las voces, llantos y sombras que dicen haber presenciado corresponden a aquellos que aquel 18 de Agosto vieron morir sus ilusiones y su propia vida y siguen deambulando por el hospicio como si nada hubiese ocurrido.
@ManoloDevesa