Trofeo Carranza 1962. En el estadio juegan Zaragoza contra Barcelona. Hasta entonces la manera de desempatar un partido era repetir el encuentro con el consiguiente alargamiento del mismo y el considerable cansancio de los jugadores. Pero la final del Trofeo de aquel año iba a dar un paso lo verdaderamente importante como para quedarse a formar parte del mecanismo del deporte rey.
Cuando el partido entre el Zaragoza y el Barcelona había tocado a su fin con un empate a cero, Rafael Ballester, anfitrión del torneo por entonces, lanzó una novedosa idea: ¿Por qué no hacer cinco lanzamientos desde un punto determinado del estadio y así evitar repetir de nuevo el partido?
Árbitro, capitanes y delegados asintieron con la cabeza y el Zaragoza comenzaba la tanda de penaltis y tras empatar incluso con el Barça anotando 3 de los 5 disparos, lograban desempatar en una segunda ronda.
A partir de ahí, tanto la FIFA como la UEFA decidieron apoyar este novedoso método de desempate en grandes torneos. De hecho, gracias a la tanda de los penaltis, en la Eurocopa de 1976, Checoslovaquia se imponía a Alemania en lo que se conoció como el penalti de Panenka.
@ManoloDevesa