Una vieja sacristía,
un ropero siempre abierto,
unas vitrinas que guardan
liturgias y romanceros.

El silencio me ensordece
pero suena muy a lo lejos,
susurros de madrugadas
de vísperas que se fueron.

Murmullos de nuestra historia,
de montajes sempiternos,
tardes de mayordomía,
de alfileres por el suelo.

El silencio duele tanto…
duelen tanto los momentos
que se fueron para siempre,
duele tanto hacerse viejo….

Duele el silencio en mi oído,
duelen los cambios y el miedo,
duele marcharse dejando
huérfanito al mentidero.

Fíjense si duele tanto
que hasta el sol se ha puesto serio,
y en pleno julio la lluvia
desplomó su sentimiento.

El silencio no se calla
porque suena a tiempos nuevos,
nuevo tiempo y nuevos aires,
nueva historia y nuevos retos.

¡Larga vida josefina!,
felicidad y tiempo nuevo,
largos sueños, largas tardes
de montajes y de anhelos,
largas filas penitentes
como largo su trayecto.

Silencio por Veamurguía
déjenme con mis recuerdos,
déjeme con ese niño
monaguillo y pregonero,
déjenme con las secuelas
de sus triunfos y tropiezos.

El silencio me ha dejado
la orquesta de mis desvelos,
dando llanto y plantillazo
dando fiesta y dando duelo,
dando alegría y tristeza
Incertidumbre y sosiego.

Sea cuál sea nuestro destino
PAZ y AMPARO siempre eterno,
por encima de los hombres,
por encima de los miedos,
esperarme donde siempre
en la oración y el recuerdo,
de ese trozo de mi vida
que hoy se ha quedado en silencio.

(JDM)