«¡Ay, María la portuguesa!, desde Ayamonte hasta Faro se oye este fado por las tabernas…» ¿Cuántas veces habremos tarareado esta melodía del desaparecido Carlos Cano? Sin embargo, el hecho que lo inspiró para escribir esta canción, la inesperada muerte de un pescador a manos de un guardia portugués allá por 1985 y que podría haber tenido relación con una chica portuguesa, poco tiene que ver con el que ocurría en Cádiz en 1918 y que hoy me apetece contarles.
Aquel verano Cádiz respiraba tranquilo, se aliviaba del sopor estival gracias a sus aguas limpias y azules. Sin embargo, en la tarde de San Juan un hecho ocurrido en una casa de citas que había por entonces en la calle Hércules, conmocionaría a la ciudad entera. El caso de la otra María la Portuguesa, la que se quedó sin canción alguna fue la de tantas que ocurrieron antes y la de tantas que veríamos después. La de la violencia machista, la de la violencia de género que se dice ahora…
La historia comienza en Huelva, Johan Bartzik un ruso de 24 años vive con una chica llamada María apodada «La Portuguesa» por haber nacido en Coimbra. Vivían juntos hasta que la chica decidió poner tierra de por medio y tirar hacia Cádiz. Se dice que María fue llamada en más de una ocasión para el citado burdel. Johan la buscó por tierra y mar hasta que la encontró en Cádiz. Cuando ambos se encontraron en la casa de citas (antes llamada de lenocinio) y según apunta la prensa de la época, estando jugando con una moneda de cinco céntimos, él sacó una navaja de grandes dimensiones dispuesto a acabar con la vida de la chica. Dicho y hecho, el ruso apuntó bien clavándoselo en el cuello. Malherida y sangrando a borbotones, María tuvo el coraje y valor para llegar hasta la Casa de Socorro donde la atendieron de urgencia. Mientras tanto él y como suele suceder hoy en día, tras cometer la bajeza que cometió, decidió poner punto y final a su vida intentando suicidarse asestándose un navajazo en el cuello y en las muñecas.
Ambos fueron trasladados a San José del Mora en estado realmente grave. Mientras, todo Cádiz hablaba del sorprendente suceso y los alrededores de la casa de citas, lugar donde se había cometido el intento de asesinato, se convertía en punto de reunión de los más curiosos.
María logró mejorar pese a la gravedad de sus heridas. Sin embargo, su agresor Johan sí se las tuvo que ver más en serio con la muerte. Y aunque en las páginas del Diario de Cádiz donde encontré esta noticia no te especifica si finalmene murió, si sabemos que su estado fue más grave que el de la chica a la que una buena tarde de Junio de 1918 intentó asesinar, la María la Portuguesa, la que conmocionó a Cádiz y que no fue protagonista de ninguna canción.
@ManoloDevesa