El domingo que viene, España vivirá unas nuevas elecciones y lo hará con una diferencia de seis meses con respecto a las últimas celebradas el pasado 20 de Diciembre. Sin embargo, los resultados no es que vayan a dar un vuelco espectacular. Los pactos volverán a ser claves para la formación del nuevo Gobierno.
Lo que llama poderosamente la atención dejando los ideales de cada uno es que con el machaque que se le ha dado al PP con el tema de la corrupción y la cantidad de casos que han salido a la palestra en los últimos tiempos, vaya a ser el partido de Mariano Rajoy, a juzgar por las encuestas, el más votado de todos. Lo mismo ocurre en Andalucia con el PSOE o en Valencia…
La ciudadanía ha asumido el choriceo nacional y los casos de corrupción como algo normal en la política. Una característica más de su ADN como las promesas falsas o las famosas puertas giratorias. No conciben un partido que vaya a gobernar sin que la intención de «trincar» no esté entre sus objetivos. De ahí que cada vez más se escuchen frases tan demoledoras como el «para que me robe otro, prefiero que lo haga el mio«. Toma ya. Sin anestesia. Con dos cojones. «A mi me roba mi hermano y me cago en su puta madre» decía un compañero a colación de esta curiosa afirmación. ¡Que arte más grande!
Hasta que los ciudadanos no entendamos de verdad que la labor de un político es la de gobernar y mejorar su país por encima de sus intereses, no tendremos potestad para exijir nada. ¿Como podemos hacerlo si no vemos con malos ojos que nos roben nuestro dinero a manos llenas?
Oscar Wilde decía: «El descontento es el primer paso en el progreso de un hombre o una nación«. Y en eso, este señor también llevaba razón.
@ManoloDevesa