La bebida muy caliente…

Con el respeto que uno debe tener a estos estudios que en teoría solo tienen como objetivo el prevenirnos, uno empieza a creer ya que todo lo que se come o bebe es malo y nos mandará directamente al boquete. Todavía recuerdo la que se armó hace unos meses cuando un estudio alertaba de que la carne roja era cancerígena. Tras la alarma producida y la protesta del sector cárnico, recularon y advirtieron que no es que hubiese que dejarla de comer. En todo caso, comer menos.

Esta mañana, la noticia se centra en el café, el cuál también se declaró cancerígeno en su día y hoy se publica que no es que sea así del todo sino que la que juega la mala pasada es la temperatura a la que lo bebemos.

No seré yo quien ponga en duda los estudios de la OMS pero también les digo que si así fuese, mi abuela no hubiese pasado de los 30. Porque de toda la vida no es que el café fuese su pasión sino que además lo era más, cuanto más caliente estuviese. Probar alguna comida suya era achicharrarte directamente el gaznate. Ya fuese un café, una tacita de caldo o el puchero que tanto le gustaba y que comió prácticamente todos los días de su vida. Pues mi abuela duró hasta los 91 años y no fue ningún cáncer quien se la llevó sino el maldito Alzheimer.

Imaginen una taza de te o una manzanilla. Esas bebidas superan los 65 grados que dicen que produciría cáncer de esófago. Se acaba así los pucheros calientes en las noches de invierno, las tazas de chocolate con churros. No será mi problema que a mí me gusta más algo templado a excesivamente caliente entre otras cosas porque no hay manera de saborearlo.

Estoy convencido de que en todo esto tiene que haber algo de cierto porque tal y como estamos viviendo, el cáncer se ha convertido en la enfermedad más escuchada en nuestro día a día y la que se lleva a conocidos, amigos o familiares nuestros. Pero también me ronda la duda – y tengo todo mi derecho a tenerla – de que esto no sea más que un negocio de tantos como hay. La salud de hecho lo es, ¿por qué no iba a serlo esto?. Potenciar algunos alimentos en detrimento de otros. La oferta y la demanda. Intereses ocultos… Lo de toda la vida, vamos. Porque cuando leo este tipo de cosas, me viene a la cabeza siempre la misma pregunta: si tan malos para nuestra salud son determinados alimentos ¿por qué continúan en el mercado? Precaución siempre, suspicacia también.

@ManoloDevesa

Deja un comentario