Lo que no pase en Cádiz, no pasa en ningún sitio. Váyanse al 14 de noviembre de 1909, día en el que el vapor ‘Covadonga’, debía ser botado. Ya de por sí, la situación de ver como un grupo de hombres trasladaban por las calles de la ciudad, como si de un paso de Semana Santa se tratara, un barco desde el taller de Rafael Manzano, en el Campo del Sur, hasta el muelle, era cuanto menos curiosa. La de fotos que le hubiesen caído si hubiera ocurrido en esta época.
El barco había sido incluso bendecido y bautizado con el nombre de Covadonga. Por lo cuál, solo quedaba su botadura. Cuando decimos que aquello parecía un paso de Semana Santa, lo decimos porque aquella operación tuvo hasta un itinerario: Campo del Sur, Cuesta de San Juan de Dios, Plaza Isabel II, calle Isaac Peral y finalmente al muelle de Moret.

Pero ay amigos, no todo iba a ser tan fácil. Una veintena de trabajadores se pusieron manos a la obra para empujar las 18 toneladas de peso por las diferentes calles de la ciudad hasta llegar al esperado destino. A todo esto, ya se pueden ustedes imaginar la de curiosos que acudían a ver qué hacía pedazo de barco en medio de la plaza del Ayuntamiento. Y aunque llevaban ruedas, los atrasos del Cádiz de 1909 no hicieron sino dificultar la ya de por sí ardua tarea: para llegar hasta San Juan de Dios y colocarlo en una esquina estuvieron toda una tarde. Encima, el barco pasó allí hasta la madrugada debido al paso de los tranvías que llegaban de Extramuros con las consiguientes visitas de los gaditanos que se acercaban hasta el lugar para ver con sus propios ojos lo que ya se hablaba en medio Cádiz. El camino hacia la plaza Isabel II, duró toda la noche.

Por si esto fuera poco, cuando el alcalde Sr. del Toro se asomó desde el Ayuntamiento y vio un barco atracado en la plaza de Isabel II, puso el grito en el cielo y temió que semejante artillería destrozase los alcantarillados. Así que tras discutir y poner una solución, el barco siguió su camino hacia el muelle de Cádiz.

Finalmente, llega la mañana del 17 de noviembre. El barco está por fin situado en el cantil del muelle esperando a que la grúa flotante Hércules lo pose en el mar. Y a las dos de la tarde, tras caer la de Dios, el Sol aparece para dar luz y calorcito a una espectacular maniobra. Dan las dos de la tarde y en medio de un jaleo de tres pares de narices donde los curiosos se agolpan para ver como el barco que durmió en San Juan de Dios se posa finalmente en el mar, se produce la esperada botadura.
@ManoloDevesa