Si hay algo que me ha producido una gran curiosidad desde la llegada de José Maria Gonzalez a la alcaldía de Cadiz, es el desmedido interés por parte de un determinado segmento de la sociedad gaditana por una serie de temas que hasta hace bien poco, pasaban totalmente desapercibidos.
Nada más jurar el cargo como alcalde José María González, los ojos de muchos gaditanos miraron hacia arriba. No lo hicieron para admirar el azul del cielo que tan habitualmente nos cubre. Tampoco lo hicieron para despedir a la gaviota que alzaba su vuelo hasta el infinito y más allá. Ni siquiera miraban esas extrañas nubes que aparecen cada vez más asiduamente a saber con qué intenciones. Los gaditanos miraron a la bandera de España. Aquella que ondea desde hace años en la Plaza de Sevilla. Y «oh sorpresa», la bandera había desaparecido. Las alarmas saltaron y «periódicos» como LA RAZÓN publicaba a modo de titular: «Kichi tumba la bandera de España en su primera semana al frente de Cádiz«. Aquello además de ser falso, no había ocurrido en su primera semana de mandato. De hecho, había ocurrido antes y con el gobierno del Teofila Martinez. El PP local y debido al viento de Levante que tanto combate en Cadiz, había decidido por pura coherencia, quitarla para evitar de esa manera algún incidente. Sin embargo nadie le había dado la más mínima importancia porque sencillamente no la tenía.
Sin embargo, la llegada del nuevo equipo de Gobierno, ha despertado en algunos gaditanos un patriotismo de pandereta tan artificial como las tetas de Yola Berrocal. Porque si uno es patriota de corazón, no debería ofenderse porque la bandera que ondee en este caso en la Plaza de Sevilla sea la de su ciudad o Comunidad Autónoma. Otra cosa, es que el alcalde pusiera a ondear la bandera de Burkina Faso…
Pero y perdonen la sinceridad, si me parece una auténtica frikada y un despropósito que la unica distraccion o preocupación de alguien pueda ser que quiten o pongan una bandera en una ciudad con problemas tan graves como el paro o la vivienda, que un Ayuntamiento se dedique a alternar banderas cada vez que se le antoja, no puedo si no catalogarlo de una «carajotada» de importantes dimensiones.
Así que asumámoslo: ha nacido el «Bandering», el deporte de riesgo de moda en Cádiz.
@ManoloDevesa